Yucatán (México, Guatemala y Belice), lugar conocido mundialmente por sus cenotes, es el lugar elegido para conocer un tipo de cueva peculiar, donde...¡se puede bucear!
Los cenotes son dolinas que dan acceso al acuífero (por tanto, son grutas inundadas). Existe otra hipótesis, que atribuye el término a un significado diferente, relacionado con la presencia de quirópteros. Muchos son los aficionados y turistas que vistan los innumerables cenotes, fotografiándolos, como mis amigos Sánchez-Andrada y Duarte, que han disfrutado como pocos de unas inmersiones por estas tierras mayas y que me han contado maravillas de esta experiencia.
Recordemos aquel episodio del programa televisivo español Al Filo de lo Imposible, en el que se explora, mediante la técnica del espeleobuceo, los cenotes. Imégenes que convendría ver de vez en cuando para refrescarnos y recordarnos que las cinco cuevas inundadas más grandes del mundo están en esta península.
Las rocas carbonatadas en las que se han formado los cenotes por disolución kárstica son del Neógeno, aunque existen otras del Cretácico y del Oligoceno. Es durante este periodo durante el cual se levanta la península. Son numerosos los factores desencadenantes de un cenote y diversas las tipologías. Desde el punto de vista hidrológico, existen variaciones importantes en las corrientes subterráneas de los cenotes, dependiendo ello del área geográfica. Así, por ejemplo, en Mérida está la mayor densidad de cenotes de Yucatán, a pesar de tener escaso flujo subterráneo de agua. Esta alta densidad puede tener relación con el cráter Chicxulub, que impactó hace unos 65 millones de años en el Golfo de Mejico (prácticamente al lado), según las últimas investigaciones.
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