Traigo esta noticia, aparecida en el diario Hoy, el 3 de marzo de 2010, porque me recuerda la manera en que tuve personalmente que luchar contra una aprobación absolutamente absurda del Plan General Municipal de Cáceres. Como geólogo conocedor de las características del subsuelo de la ciudad de Cáceres planteé los problemas que supondría permitir la construcción en una zona con riesgo de hundimiento minero, como es la que rodea al pozo esmeralda, enfrente del ferial. Mis discusiones me costó, pero finalmente logré que el lobby inmobiliario no ganara la batalla del todo, pues pude incluir una coletilla que planteaba la necesidad ineludible de realizar estudios pormenorizados (geotécnicos) cuando llegara el momento.
Y cuando llegue el momento y se hagan dichos estudios se darán cuenta los proyectistas y arquitectos del estado de ese terreno, ahuecado por las extracciones mineras de fosfatos ya desde el siglo XIX. Así pues, espero que se valoren las apreciaciones de un geólogo de la Administración Pública, que como funcionario se ha sentido maltratado política y socialmente, como casi todos los funcionarios públicos.
Pensemos que si yo no hubiera intervenido en este Plan General emitiendo un informe ambiental previo, seguramente algún día un promotor construiría casas sobre el vacío de unas minas subterráneas, casas con una fecha de caducidad incierta, más bien pequeña. El asunto habría acabado probablemente en un juzgado y yo como testigo inevitablemente coadyuvaría a sentar en el banquillo a aquellos a quienes los árboles no dejaban ver el bosque, esos políticos y tecnócratas que casi nos han llevado a la ruina.
No obstante, a pesar de esa batalla ganada, mejor sería dedicar estos terrenos a zonas verdes, como se hace en estos casos en otros municipios, especialmente cuando están en riesgo tanto las personas como sus bienes.
Este es el artículo en cuestión:
La declaración del antiguo poblado minero como Bien de Interés Cultural (BIC) implica, si se llega a aprobar tal declaración, una protección de los paisajes, edificaciones y elementos que conforman este conjunto que habla del pasado minero de Aldea Moret. En la zona afectada por la declaración se encuentra la mina de la Esmeralda, que da nombre al cerro donde se encuentra, frente al ferial, lindante con la carretera de Mérida. El expediente de declaración de BIC establece un perímetro de seguridad o protección de estos edificios o instalaciones mineras, por lo que, en el caso de la Esmeralda, se verá afectado o condicionado el futuro residencial de 800 viviendas que contempla allí el nuevo Plan de Urbanismo.
La asociación conservacionista Adenex (ver HOY de ayer) acaba de advertir de que estará atenta para que la futura urbanización de la Esmeralda no invada o dañe un paraje que contará previsiblemente con protección de BIC.
En todo caso, fuentes municipales han explicado a este periódico que el hecho de que el nuevo Plan de Urbanismo haya contemplado un sector de suelo urbanizable en el cerro de la Esmeralda puede y debe ser compatible con la protección como BIC del entorno de la mina y los restos de edificaciones.
Sí se puede decir que la protección del poblado minero limitará, controlará o condicionará el diseño de la futura urbanización de las 800 viviendas.
Para ello se establecerán las medidas oportunas con el fin de que las futuras viviendas no invadan el perímetro de seguridad y protección que se aplicará al BIC de estos restos mineros.
En el caso de la mina de la Esmeralda parte del perímetro de seguridad dibujado se extiende por la zona del cerro que da a la carretera de Badajoz, donde no se recoge ningún suelo urbanizable en el nuevo Plan General Municipal (PGM) aprobado. Cuando se presente el proyecto de urbanización será el momento de ver su adaptación a las exigencias de la declaración de BIC, en caso de que ésta llegue a buen puerto.
El valor de la Esmeralda
De la mina de la Esmeralda se señala en la resolución de la Junta, por la se inicia el expediente de declaración de BIC, que tenía una extensión de 120.000 metros cuadrados y que es una de las que más restos de sus instalaciones conserva, además de poseer la única chimenea que se conserva de los viejos hornos. También se resalta que es la única que conserva las torres de acero de las instalaciones que abastecían de agua a Cáceres. Para ello se creó la Compañía de Aguas de Cáceres el 21 de enero de 1899. Actualmente sigue abastecimiento de agua a varias urbanizaciones de la ciudad.
Sobre el cerro de la Esmeralda cabe señalar que además de esta limitación, existe otra y es su propia condición de terreno con un subsuelo de pasado minero, con huecos, que hace necesario tomar medidas y hacer todo tipo de estudios geológicos. Serán exigidos antes de autorizar edificar en la zona, como se ha puesto de manifiesto en el informe jurídico de la Junta de Extremadura que sirvió de base para la aprobación del PGM en la pasada comisión regional de urbanismo del 28 de enero. En ese informe se dice que esta zona no debería tener edificaciones salvo que se hagan antes «estudios pormenorizados».
Fuentes municipales aseguran que con esta condición se ha optado finalmente por autorizar este sector de suelo urbanizable, un sector que había sido eliminado del PGM de la anterior Corporación del PP por exigencia expresa del grupo de IU y así ya no aparecía en el documento que aprobó el Gobierno tripartito en abril de 2009. Después este residencial ha vuelto al PGM al pactar el PSOE y el PP varios cambios, aunque ya no con 2.000 viviendas, como se había fijado en la anterior Corporación, sino con 800.