viernes, 23 de diciembre de 2011

"Espeleología": noticia del año 2001.

Traigo una noticia generalista sobre la Espeleología, deporte y ciencia. Se publicó el 15 de julio de 2001. 

lunes, 28 de noviembre de 2011

"219 páginas de tributo a la minería": reseña en El Periódico (20/04/2010).

Ya había publicado un post sobre este libro en mi otro blog. Este libro me sigue pareciendo fundamental a la hora de recoger un trozo de la historia de Cáceres, no sólo minera.
 
Transcribo lo que El Periódico Extremadura, a través de R.Cantero se publicó aquel 20 de abril de 2010. Me parecen especialmente interesantes los testimonios orales.
"Penetrar en el mundo de la minería, es hacerlo en el mundo de las ilusiones de miles de personas que creían encontrar en esa actividad una manera de liberarse de la dependencia laboral que el medio rural ejercía sobre los más humildes en pleno siglo XIX...", señalan en la introducción los autores de La vida minera en Aldea Moret, Juan Carlos Martín Borreguero, Francisco García Moya y Fernando Jiménez Berrocal, que ayer presentaron el libro en Santa Lucía. Juntos han concebido y trabajado 219 páginas "que no sería posible sin los vecinos", dicen.
De hecho han sido los vecinos quienes han aportado buena parte de la documentación que recoge el libro: imágenes del poblado cuando funcionaba la explotación, de las tradiciones, de los sistemas de extracción y manipulación del fosfato... "y también documentos que guardaron cuando la oficina de la Unión Española de Explosivos quedó abandonada", explica Francisco García. Precisamente fue él, ingeniero industrial jubilado, quien comenzó a recopilar documentos e historias que le contaba Jesús Flores, minero retirado al que conoció en paseos.
Jesús Flores es uno de los testimonios de vecinos y mineros del último bloque del libro. Están también Eufrasio Mariscal, que cobraba 4 pesetas al día por su trabajo como peón en la explotación minera en los años 40; Cesáreo Marcos Palacio, ´Sari´, que comenzó a trabajar con apenas 14 años, cobrando 2,5 pesetas como pinche de albañil; o Pepi Chanclón, hija de Francisco Chanclón, dueño del único comercio de comestibles de Aldea Moret durante muchos años. "Queríamos que el libro fuera un homenaje a los hombres que trabajaron en la mina y a todos los que trabajaron en als demás actividades que surgieron en torno a ella", destaca Fernando Jiménez Berrocal.
El libro se estructura en tres partes. La primera hace un recorrido por la historia de la minería en general, la segunda parte se ocupa de Aldea Moret y la última es la que recopila la historia oral del barrio. En ella ocupan un lugar especial dos personas que trabajaron por mejorar la situación de los mineros: José Polo, párroco de San Eugenio en los años 50 y Juan Granados Chanclón, el practicante. Don José Polo, como le recuerdan aún los vecinos fue el creador del Orfanato Parroquial en el que se atendía a los huérfanos por la minería, de la Cantina Preescolar, que garantizaba un litro de leche al día a los niños menores de 6 años, consiguió que el Ministerio de Trabajo enviara un aparato de Rayos X desde Madrid y trabajó por mejoras laborales en las minas que no gustaron a la empresa, lo que motivó su traslado a otra parroquia.
"Los que más silicosis -una enfermedad que obstruía las vías respiratorias- presentaban eran los barreneros. Las neumonías eran frecuentes por la alta humedad de las minas... No se disponía de buen material", recuerda, Juan Granados.
Que nada de eso se olvide es el propósito de este libro. "Que Cáceres sepa que allí está el origen del Cáceres Moderno", apostilla Juan Carlos Martín.

jueves, 20 de octubre de 2011

Mina La Jayona en MTI.

El blog Mineralogía Topográfica Ibérica (http://mti-minas-extremadura.blogspot.com/)  tiene publicadas varias notas acerca de la minería de Extremadura. Entre ellas, quiero traer aquí el correspondiente a La Jayona, en Fuente del Arco, provincia de Badajoz.
Si bien MTI no es un blog localista, sino de caracter peninsular, incluye numerosas notas informativas de minería de Extremadura. Son varios los ejemplos, pero destacan los de minas de reconocido renombre, entre ellas nuestra Jayona.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Congreso Internacional sobre Patrimonio Geológico y Minero en Boltaña.

Del 29 de septiembre al 2 de octubre se celebrará en el Geoparque de Sobrarbe, en la localidad de Boltaña, provincia de Huesca, el 12º Congreso Internacional sobre Patrimonio Geológico y Minero, bajo el lema "Valorización de elementos geomineros en el contexto de los geoparques".
Adjunto el tríptico con toda la información, que también puede descargarse de las web http://www.sedpgym.es/, http://www.geoparquepirineos.com/ y del blog http://speleominas.blogspot.com/.


viernes, 12 de agosto de 2011

Museo Virtual de Mineralogía de la Universidad de Huelva.

Hoy presento esta noticia, una interesantísima iniciativa de la Universidad de Huelva, para la divulgación de la geología. Se trata del Museo Virtual de Mineralogía (http://www.uhu.es/museovirtualdemineralogia/), proyecto coordinado por el profesor Juan Carlos Fdez.-Caliani (el equipo está formado por otros diez científicos). Sobra comentar la calidad de los ejemplares y las excelentes imágenes.

Para abrir boca, reproduzco la Presentación del proyecto:

Este website es el fruto de un Proyecto de Innovación Docente concedido por el Vicerrectorado de Formación Permanente e Innovación de la Universidad de Huelva (UHU) en su convocatoria de 2010/2011. Desde este portal se pretende proyectar el patrimonio mineralógico de la UHU en un entorno didáctico virtual, organizado mediante una estructura hipertextual que permite reunir textos e imágenes, incluyendo textos hipervinculados a bases de datos multimedia. El museo virtual se concibe también como un recurso didáctico complementario, para incentivar el trabajo de los estudiantes en las sesiones de prácticas y la visita presencial a la exposición permanente Tesoros Minerales de la UHU.
El espacio expositivo se distribuye en ocho galerías que corresponden a las clases mineralógicas usadas universalmente para clasificar los minerales, de acuerdo con criterios químicos y estructurales. En cada galería se describen brevemente las características generales de la clase y los datos específicos más relevantes de los ejemplares (especie, variedad, fórmula química, hábito, dimensiones y localidad de procedencia), seleccionados por su belleza, rareza o interés mineralógico. Los ejemplares proceden de diferentes yacimientos españoles y extranjeros, y en algunos casos de la localidad donde fue descubierto o descrito por vez primera. Así mismo se facilita el acceso a la información general de la especie mediante un enlace vinculado a las principales bases de datos mineralógicos.
Se trata de un espacio abierto y flexible, en permanente renovación, que se va actualizando con más herramientas informáticas y con la digitalización de nuevas piezas de colección, en buena parte procedentes de donaciones, que se muestran en la sección de últimas adquisiciones.

miércoles, 13 de julio de 2011

Fluoritas astures.

En mis años de estudio en Asturias visité en alguna ocasión Berbes, La Collada y otras localidades que habían dado afamados ejemplares de fluorita. Rescatada del olvido traigo unas fostos de un ejemplar, que valoro más por su historia de superviviente (un incendio asoló mi colección de minerales hace unos años) que por su estética, aunque lo que he querido fotografiar ha sido esto último, espero que con algo de éxito.




sábado, 4 de junio de 2011

Mineros de Aldea Moret.

En el Boletim de la Sección de Minas de la APPI/SEDPGYM. (http://www.fisdpgym.upc.edu/5%20Geomin%20Enero.pdf) se publicó este pequeño reportaje sobre los mineros de Aldea Moret, basado en una noticia del diario HOY, de 1 de diciembre de 2008:

El IV Festival Flamenco homenajea hoy a tres trabajadores de las minas de Aldea Moret, que recibirán tributo a partir de las 20 horas en el Gran Teatro (Cáceres).

No hay romanticismo que valga. El retrato de Antonio Molina de ése que templaba su corazón con pico y barrena no se sostiene. Es media mañana en el bar 'El Paso' de Aldea Moret, el viento silba y el frío polar de esta semana incita al café caliente. Rafael Arnela, uno de los tres mineros que serán homenajeados mañana en el Gran Teatro atraviesa la puerta y se topa con un antiguo compañero de la mina. Y así, comienza una andanada de recuerdos amargos de la que fue, durante años, una especie de fosa que se tragó la salud y la dignidad de cientos de trabajadores de Cáceres.

Rafael Arnela, junto a lo que en tiempos fue la boca de la mina La Abundancia. Foto © L. C.
En su relato se mezclan sueldos míseros, trabajo duro y bajo un régimen casi de explotación y la enfermedad, la silicosis que se llevó a muchos por delante, como telón de fondo. La ristra de desgracias parece interminable en boca de estos dos hombres. El IV festival de las Minas de Aldea Moret vuelve a rendir tributo a los trabajadores de la mina de fosfato, y la ocasión sirve para recordar cómo vivieron.
Rafael Arnela contempla el Centro de Interpretación de la Minería, antigua boca de la Mina de la Abundancia, sin ninguna emoción. En 1946, con 16 años, llegó a la mina. Rechazó el empleo de barrenero y pasó cinco años bajando al subsuelo, desempeñando distintas funciones. Su lugar de trabajo estaba a 130 metros. Luego pasó a trabajar en la fábrica de abonos de la misma empresa. En total, 22 años de su vida laboral. «Estábamos como esclavos, yo no tengo ningún recuerdo bueno». La única fiesta que se permitían era la celebración de la festividad de Santa Bárbara, que se procesionaba por la aldea y que llevaban hasta la mina, ascensor abajo.
El sueldo era de miseria. «Entré ganando 8,25 pesetas al día, un sueldo mensual de doscientas y pico pesetas». Y relativamente contento, porque su paso por la mina fue breve y su salud no se resintió, una suerte que no corrieron muchos los que trabajaron en esta infraestructura industrial que surgió en el año 1864 con el descubrimiento de la mina de fosfato por Lorenzo el 'Fraile'. El hallazgo generó un gran núcleo industrial que comprendía más de 50 instalaciones con minas, fábricas, laboratorios, conexiones ferroviarias, colegio, iglesias y viviendas.
Rafael Arnela vive desde hace años en Hernán Cortés y rara vez acude a Aldea Moret. Lo del homenaje le gusta, es una forma de recordar a los cientos de trabajadores que vivieron de la mina. Irá acompañado de su familia, cuatro hijos a los que mantuvo durante esas dos largas décadas de duro trabajo.

Otra historia

Manuel Teomiro Barroso, conocido como señor Ferrer, pasa la mañana sentado en una butaca y al calorcito que desprende un brasero eléctrico bajo las faldas de una mesa camilla. 
En la pared, un diploma que la Empresa Española de Explosivos le concedió cuando llevaba 30 años trabajando premia la fidelidad de este hombre resistente de 88 años que entregó 40 a la mina. Su hijo comenta algunos achaques del padre, al que la mina dejó maltrechos los bronquios. También es firme en su apreciación sobre lo que fue su vida laboral. Pocas cosas buenas, por no decir ninguna. El señor Ferrer trabajaba de 'bombero'. Estaba dentro del grupo de los mecánicos y reparaba las bombas que los mineros utilizaban en caso de incendio. Corría, pues, el mismo riesgo que los que horadaban la tierra, y descendía los 185 metros de la mina. Con un viso de amargura agradece el homenaje del Festival de las Minas de Aldea Moret pero dice que, hasta ahora, nadie lo ha hecho.

Hay un tercer minero, Nino Vega, que también será homenajeado en el Gran Teatro de Cáceres.

El festival ofrece un ramillete de actuaciones para premiar a estos tres trabajadores, que van engrosando ya una considerable lista de homenajeados desde que se creó este festival, que reivindica el pasado de este barrio. Lo que no hizo la empresa, de lo que todos guardan mal recuerdo, lo hace ahora una cita cultural que va tomando cuerpo.

viernes, 3 de junio de 2011

Embarcadero de Aldea Moret.


Desde el pasado día 23 de marzo la antigua nave de fosfatos de Aldea Moret es “Embarcadero”, un centro cultural para Cáceres donde las exposiciones, los conciertos y la creación (gastronómica, moda, arte…) darán vida a este recuperado espacio.
El Ayuntamiento dice que el edificio se autofinanciará y que será el centro de la innovación y la participación. Su puesta en marcha sólo ha costado 5 millones de euros.
El edificio se ha dividido en tres espacios:
  1. La nave de la innovación social y económica, que alojará empresas especializadas en gestión, comunicación e innovación social y económica (en estos momentos el Ayuntamiento cierra con diversas firmas su instalación definitiva en el centro).
  2. La Minería de Ideas, que alojará servicios como el Centro de documentación y de la minería, el archivo de creadores de Extremadura, el observatorio de las industrias creativas y culturales, una sala polivalente y una biblioteca pública.
  3. La Factoría de la Sostenibilidad, con empresas relacionadas con la sostenibilidad y el medio ambiente y salas destinadas a la formación especializada.
A ello se añaden las zonas comunes: espacios expositivos, salón de actos, despachos para asociaciones vecinales, centros de formación y nuevas tecnologías, cafetería, parque interactivo, sala de juegos para niños y zonas de ocio en el interior y el exterior.

Fue hace un año cuando la Junta de Extremadura iniciaba el expediente de declaración BIC para Aldea Moret, posiblemente se alcance tal catalogación a lo largo del mes de junio. Lo lógico es que se utilice todo el plazo que legalmente se estima, 16 meses, más si cabe cuando se trata de un expediente tan complejo: cuatro de los antiguos pozos de extracción (La Abundancia, La Esmeralda, María Estuardo y San Salvador), el almacén de superfosfatos, el edificio “La fosa”, el embarcadero, las instalaciones productivas, la factoría, la piscina y depósito de agua, la iglesia de San Eugenio y el malacate.
A mayores dicho expediente recibió alegaciones que justamente pedían una mayor protección extendiéndola hacia todo lo relacionado con la actividad minera: el complejo ferroviario, los barrios obreros…
Aldea Moret conserva restos de la que fue la gran industria minera de la ciudad, foco de riqueza y desarrollo a comienzos del siglo XX y referente de la historia moderna de Cáceres.
Precisamente esta declaración como Bien de Interés Cultural no sólo será una vía para la recepción de ayudas económicas, también viene acompañada de una garantía para que la zona quede fuera de toda intervención urbanística, como requirió el Ministerio de Cultura para que Aldea Moret formase parte del Plan Nacional de Patrimonio Industrial. Fue en febrero de 2008 cuando el Ayuntamiento y el Ministerio así lo acordaron.
En la memoria del trabajo residen los recuerdos de aquellos obreros que con su esfuerzo y dedicación fueron testigos de la industria. Ellos son quienes custodian los momentos de esplendor y auge de la empresa.
Aunque el cambio es radical, la recuperación del embarcadero es satisfactoria puesto que lo dota de vida, lo revaloriza y se impide que caiga en el más absoluto de los olvidos y en la posterior pérdida definitiva.
Aquel embarcadero del recuerdo, construido en 1956 para dar salida a 5.000 toneladas de mineral al mes, disponía de báscula, galería superior y todos los cerramientos.
Este pasado fin de semana ha sido inaugural. Por “Embarcadero” han pasado 600 personas que ya han disfrutado de las exposiciones instaladas. Para esta primera semana de vida la programación incluye poesía, arqueología, gestión cultural…

lunes, 30 de mayo de 2011

Los Murciélagos, un Mundo de Sorpresas, por Cordero y Schreur.

En el nº 1 del año 2000, de la revista Barbastella, Isabel Cordero y Godfried Schreur, publicaron este pequeño artículo, sobre esta campaña divulgativa, que tanto ha hecho por el conocimiento y defensa de los quirópteros.



lunes, 23 de mayo de 2011

Los secretos de la cueva de Maltravieso, por Alfonso Callejo.

Los secretos de la cueva de Maltravieso

La Cueva de Maltravieso es sin duda de los Monumentos Históricos el que peor fortuna ha cosechado de los muchos que alberga la ciudad de Cáceres. Paradójicamente, siendo el más antiguo vestigio artístico que ha aparecido en Extremadura (se calcula una datación superior a los veinticinco mil años), su existencia a la luz del conocimiento humano cuenta sólo unos cuarenta años, y en este corto espacio ha estado en peligro de irremisible desaparición varias veces.

Nos limitaremos en esta breve charla, necesariamente de carácter divulgativo, a incidir en aquellos aspectos más desconocidos relacionados fundamentalmente con las vicisitudes del descubrimiento de la cueva que desarrollaremos en forma de pregunta: Cuándo se descubrió, qué se descubrió, cómo se descubrió, dónde y por qué adquiere la relevancia que actualmente tiene, obviando los aspectos descriptivos profundos y no entrando por consiguiente en la valoración de teorías científicas por no ser el objeto de estudio en esta ocasión.

No sería propio comenzar a hablar de la Cueva de Maltravieso, sin referirnos, siquiera sea brevemente, al lugar en el que está enclavada, esto es, al llamado Calerizo cacereño.

El Calerizo

Es una considerable extensión (14 km2) de terreno situada al sur de la ciudad, formada por masas calizas del período Carbonífero Inferior de la Era Primaria. Esta zona viene explotándose desde antiguo, quizá desde la época romana, por la buena calidad de las cales que se extraen, de ahí su nombre. Precisamente con esta cal están hechos los morteros de las murallas almohades que presentan ese característico color rojizo. En la Edad Media era conocida esta industria en toda la comarca y el gremio de caleros era de los más importantes de la villa, como así lo indica el nombre de una de las principales calles extramuros. Se trata, pues, de una nava de rocas calcáreas limitada al norte por la Sierrilla, al Este por la sierra de Mosca, al Sur por los Altos de Santa Ana y al oeste por Sierra de la Aldihuela y la zona del Junquillo.

Este Calerizo está karstificado por la acción de las aguas subterráneas que dan lugar a socavones, oquedades y canales, cuando no a verdaderas cuevas, algunas de ellas conocidas desde antiguo, según refleja la bibliografía. Ocasionalmente en épocas muy lluviosas, hay testimonios de la aparición de cuevas y de socavones por hundimiento de sus cubiertas calcáreas. Otras cuevas han aparecido por la acción del hombre y muy posiblemente existan bajo el Calerizo algunas otras que, o bien algún día la casualidad nos muestre, o bien se destruirán o habrán sido aniquiladas para siempre con la construcción de edificios en una zona que hasta hace poco, muchos teníamos la idea de que no era técnicamente recomendable su urbanización.

Algunas de las Cuevas conocidas en el Calerizo son:
  • Cueva del Conejar, en una zona donde existían antiguos hornos de cal. Excavada someramente por Ismael del Pan en 1917 (naturalista y profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres). Encontró restos de distinta fauna sin interés especial y varios instrumentos que podrían datarse en la Edad del Bronce, así como cerámica de origen neolítico. En la actualidad existen en su emplazamiento unas naves industriales que hacen peligrar su existencia.
  • Cuevas de Santa Ana. Cerca del campamento militar del mismo nombre existen dos cuevas, una a cada lado del cerro y de parecida configuración y dimensiones. Ambas cavernas llevan abiertas desde tiempo inmemorial, al igual que la ya citada del Conejar. Por esta razón, si alguna vez hubo pinturas u otras representaciones artísticas como grabados, es seguro que la intemperie, el aire húmedo del exterior o la propia acción del hombre las hayan hecho desaparecer hace mucho tiempo.
  • Cueva de la Becerra, citada por Simon Benito Boxoyo en el siglo XVIII, (este mismo autor nos habla de otras cuevas hoy desconocidas, asegurando que no se les conocía final, como la Cueva de San Benito que por su nombre podemos presumir que se encontraría en las inmediaciones de la ermita, hoy acorralada literalmente por una urbanización de viviendas cerca del campo de golf). Esta cueva hoy día ha desaparecido por la explotación de unas canteras en el Junquillo, final parecido al que pudo tener la Cueva de Maltravieso, como hemos dicho y a la que sin más dilaciones nos vamos a referir a continuación.
  • Cueva de Maltravieso. Su situación es la que todos conocemos, a escasamente 1500 metros del centro de la ciudad (lo que la convierte en una cueva urbana. Todavía sin penetrar en el enorme valor científico y arqueológico de la misma, este hecho no tiene, que se sepa, parangón en el mundo, pues nos lleva a pensar que estas inmediaciones han sido habitadas posiblemente siempre, desde hace miles de años). Su longitud es de unos 120 metros, de configuración laberíntica. Hay que tener presente que su longitud actual es inferior a la que tenía en el momento de su descubrimiento, ya que al seguir avanzando la cantera en la que estaba enclavada, desapareció por completo la sala inicial (o final, si consideramos la entrada primitiva), la más grande y majestuosa.
Preguntas sobre las cuevas de Maltravieso

¿Cómo y cuándo se descubrió la cueva de Maltravieso? (y decimos la Cueva, no las pinturas, que deberán esperar todavía cinco años a partir de la fecha de agosto de 1951). Para los aficionados a las hemerotecas, pueden consultar los diarios HOY y EXTREMADURA del 14 de agosto de ese año. Rescatemos este pasaje del primer trabajo sobre la Cueva, obra de D. Carlos Callejo, en el que se relatan las vicisitudes del hallazgo:

"La segunda razón por la que era necesario hablar algo de la gruta de Maltravieso es porque ya no existe, por lo menos en la forma en que fue descubierta y no tardará mucho en desaparecer de ella todo rastro. Enclavada en unas canteras de piedra caliza, el avance de esta explotación ha sacado primero a la luz sus galerías milenariamente oscuras y está destruyendo paulatinamente la traza de su emplazamiento. (...) En el verano de 1951 comenzó a correr por Cáceres la noticia de haberse descubierto en sus inmediaciones una caverna prehistórica. Dada la cercanía del lugar, pronto una nube de curiosos se congregó en el sitio indicado, una cantera situada cerca del camino que se llama de Maltravieso (...)".

Ello es que, al ser encontrados varios restos humanos no lejos de la entrada, entre ellos dos calaveras completas, los improvisados exploradores, grandes y chicos, tomaron la gruta algo en serio. Diose cuenta al juzgado, y no faltó mucho para que de este organismo saliera la orden de inhumación pura y simple de los restos neolíticos en la fosa común del cementerio."

¿Qué se descubrió en la cueva de Maltravieso?

En un primer momento, es decir, tras su descubrimiento en 1951, aparecieron restos humanos, entre ellos tres cráneos completos que se conservan en el Museo Arqueológico (uno de ellos trepanado), varias mandíbulas, fémur, tibias y otros fragmentos. En el libro que estamos utilizando como guía de esta charla pueden encontrarse minuciosas descripciones y estudios varios de estos restos.

También apareció un importante depósito zoológico (esto es poco conocido) en forma de fragmentos óseos y dentarios, lamentablemente sin saberse exactamente su situación y con un gran desorden en su recolección, lo que ha privado a los investigadores de precisar datos estratigráficos de interés esencial en estos estudios; en Prehistoria y en Arqueología tiene una gran importancia la situación, la profundidad, la disposición, etc... de los vestigios, sobre todo en lugares (como las cuevas) donde frecuentemente se han sucedido distintas culturas a lo largo del tiempo.

Estos restos se pueden dividir en dos grandes grupos: restos fósiles de mamíferos, muy antiguos y aprisionados por durísima argamasa calcárea y correspondientes a animales extinguidos en España o en Extremadura; animales que comenzaron a retirarse de estas latitudes en época Cuaternaria coincidiendo seguramente con la última glaciación, cuyo final coincide a su vez con el período Paleolítico. Y otros restos sin fosilizar pertenecientes a roedores o pequeñas alimañas actuales.

En cuanto a material cerámico (nos estamos refiriendo todavía a los hallazgos de 1.951) fueron numerosos aunque muy fragmentados. No obstante se pudo reconstruir el diseño de cinco vasos, en los que se advierten varios estilos, desde el más tosco de principios del Neolítico hasta otros de decoración incisa más evolucionados pertenecientes tal vez a la Edad del Calcolítico. Esto corrobora una vez más el uso de la Caverna como vivienda o refugio durante un dilatadísimo espacio de tiempo.
Finalmente se recogieron utensilios en escaso número como hachas de mano, puntas de flecha, colgantes de piedra pizarrosa, etc...

Las pinturas

Vamos a pasar a hablar sobre las pinturas rupestres, representaciones que han dado a Maltravieso renombre mundial. Como hemos dicho anteriormente, una vez catalogados mínimamente los restos humanos, fósiles y útiles de época neolítica, botín escasamente importante y semejante en todo caso a otros yacimientos neolíticos (es decir de unos 5000 o 3000 años antes de Cristo) Maltravieso cayó paulatinamente en el olvido, al mismo tiempo que avanzaba de nuevo la explotación de la cantera. Los restos encontrados eran similares a los aparecidos en otros muchos puntos de la zona centro y de la propia Extremadura, que dan fe del poblamiento de nuestra región en esta evolucionada época prehistórica. Pasaron esos cinco años hasta el otoño de 1.956. Recordemos nuevamente unas líneas, no exentas de contenido poético, del emblemático artículo de 1.957 titulado "El nuevo mensaje de Maltravieso":
"... se fueron aquietando las curiosidades de la gente y el descubrimiento de la cueva y su existencia misma cayeron en el olvido. Nosotros sin embargo, no participamos de este enfriamiento de entusiasmos. Han sido muchas las veces que al pasar por aquel lugar hemos fijado la vista en aquellas masas geológicas y en la cada vez más engrandecida boca de la caverna, preguntándonos qué clase de secretos podría encerrar aún aquella primitiva habitación humana, aquel auténtico Cáceres el Viejo cuyos primeros moradores, después de dormir larguísimos siglos en sus lóbregas anfractuosidades, contemplaban ahora con la disciplente mirada de sus cuencas vacías a los cacereños de hoy desde las vitrinas de nuestro Museo."
La verdadera razón de Carlos Callejo para penetrar en esta ocasión en la Cueva no fue otra que la de levantar un plano detallado de la misma para que quedara constancia de su configuración una vez desaparecida irremediablemente por los ya repetidos trabajos de extracción de cal. Fue entonces cuando casualmente aparecieron a su vista extrañas huellas de manos en distintas salas de la gruta, así como series puntiformes y otras representaciones más dudosas trianguliformes y hasta la leve silueta de un animal, al parecer un cérvido.

Como es sabido, por ser el tema más tratado y difundido de Maltravieso, las pinturas representan huellas de manos en negativo por el procedimiento de colocar la mano en la pared y salpicar pintura alrededor, de forma que quede la silueta al retirarla (parece ser que el procedimiento de rociar la pintura era con la boca bien directamente o bien soplando a través de una caña delgada). Las zonas de pinturas o plafones se sitúan en las escasas paredes de la caverna aptas para este fin, aquellas que presentan una superficie aceptablemente plana. La sustancia colorante es una especie de tierra rojiza oscura tal vez mezclada con algún jugo natural. Desde un principio no hubo ninguna duda de su autenticidad y gran antigüedad, pues incluso en algunas de las pinturas los regueros estalagmíticos han cubierto parcialmente la pared, de forma que puede apreciarse una película cálcica que por un lado protegen la pintura y por otro dan muestra, como digo, de una antigüedad a veces discutida.

Decir que a lo largo del tiempo se han ido descubriendo según la siguiente secuencia: De las primeras inspecciones oculares tras descubrir las representaciones en 1.956 se catalogaron nueve plafones en los que podían apreciarse unas catorce manos. Tras las posteriores visitas de entendidos como Ali Sahly, Martín Almagro y Jordá Cerdá, en 1.960 se descubrieron otros cuatro, ampliándose poco después por el propio Carlos Callejo hasta diecisiete paneles, aumentando el número de manos de catorce a treinta y una. En 1.969 el catedrático D.Eduardo Ripoll descubrió en un recóndito lugar de la Cámara Final o sala de los Murciélagos los únicos grabados que existen en la Cueva, muy deteriorados y que representan figuras de cérvidos. En épocas más recientes, producto de minuciosos exámenes de las paredes, se llegaron a catalogar hasta treinta y siete, y, como tendré ocasión de comentar al final, como consecuencia de las últimas investigaciones llevadas a cabo hace tan sólo unos meses, el número total llega actualmente hasta 64. Maltravieso ya es la segunda Cueva del mundo en número de manos representadas (después de la de Gargas, en el Alto Pirineo francés) y la primera de España, superando ampliamente a la Cueva del Castillo, en Cantabria.

Como todos sabéis, una curiosa particularidad de estas manos maltraviesenses radica en que a la totalidad les falta el dedo meñique desde el arranque. En algunas de estas manos incluso da la impresión de que el artista puso especial cuidado en que se notara claramente esta particularidad, no importando tanto la vaguedad de los otros dedos, como el pulgar (parece últimamente más dudoso que el meñique estuviera realmente cortado, como tendremos oportunidad de comentar en el coloquio). Otra misteriosa característica de algunas de estas representaciones es la inaccesibilidad y la difícil posición de algunas de estas manos (pues las hay a casi tres metros de altura y con los dedos hacia abajo). Se ha aventurado por este motivo la hipótesis de que pudiera tratarse de manos cortadas, bien a cadáveres, a enemigos o prisioneros, aunque posiblemente no lo sabremos nunca. Esta inaccesibilidad supone, de no ser cierta la hipótesis mencionada, que debieron necesariamente encaramarse en algún sitio para llevar a término estas pinturas.

Acerca de todo esto hay que decir que las manos en negativo, representaciones de indudable valor mágico, son escasas y raras en el arte cuaternario. Tan solo existen en algunas cuevas del sur de Francia, y con mutilaciones solamente en la de Gargas, ya citada. ¿Qué significan realmente estas manos impresas en los misteriosos recovecos de la caverna? Según los antropólogos, el culto misterioso a la mano se nos ofrece como una manifestación de las preocupaciones espirituales de aquellos hombres primitivos. Y en cuanto a la falta de dedos, es evidente que la tribu o clan que hizo sus actos rituales en la Cueva de Maltravieso practicó la mutilación del meñique, pero las creencias por las cuales se realizó tan cruento sacrificio no las conoceremos con certeza nunca.

En algún momento se llegó a pensar que las manos podrían corresponder a un solo individuo, que pudo tener quizá amputado el dedo meñique accidentalmente o por alguna enfermedad, en cuyo caso habría que olvidarse de los ritos mágicos. Sin embargo, y tras un detenido estudio y medición de las pinturas, se ha podido comprobar que existen varias manos de diferente tamaño (aunque no muchas, cuatro o cinco a lo sumo), algunas infantiles e incluso femeninas.

En la actualidad se cortan el dedo ciertas gentes de las Islas Fidji, en la tribu de los hotentotes de Africa, en ciertos ritos tradicionales en el Japón, etc. Para los antropólogos muchas veces es de utilidad recurrir a tribus actuales de vida primitiva para explicar parecidos ritos prehistóricos. Caería fuera del propósito de esta breve charla referirnos ampliamente a rituales que pudieran tener similitud con los de nuestros remotos antepasados maltraviesenses. Dejemos, pues, el asunto de las manos sin meñique como uno más de los sugerentes misterios que dan nombre a este ciclo de conferencias.

Importancia de Maltravieso dentro del arte rupestre cuaternario
 
Por si no fueran suficientes razones las que hemos apuntado hasta el momento, que hacen de Maltravieso un yacimiento único, analicemos brevemente su importancia en relación con otros vestigios de ésta remota época: Antes de su descubrimiento era claro que, a la vista de la situación de las cuevas paleolíticas que existían, hubo en estas épocas un poblamiento en la zona cantábrica (y sur de Francia), así como en la parte mediterránea (Cádiz y Málaga) muy bien definidos, posiblemente aprovechando la mayor benignidad del clima costero, menos extremado que en el interior de la Península, cuya acusada continentalidad en un tiempo todavía muy frío (pues estaba en su fase final la retirada de la glaciación de Wurm) hacían a buen seguro inhóspitas estas comarcas. La falta total de yacimientos o restos de asentamientos paleolíticos en el interior de la península habían hecho pensar en el casi absoluto despoblamiento de ambas mesetas en época cuaternaria. En este contexto aparece Maltravieso, dando indudable testimonio de que sí que existió alguna corriente migratoria entre los asentamientos del norte y sur de la Península. Desde este momento dejó de tener vigencia el término franco-cantábrico para citar al arte hispano-francés referido al paleolítico.
Dejando a un lado el resto de sorpresas que Maltravieso deparó a los científicos y que ya hemos comentado, la misma situación del yacimiento fue uno de los aspectos definitivos para que Maltravieso y Cáceres figuren actualmente en todos los tratados de Prehistoria a nivel mundial.
En Prehistoria, al no haber otras fuentes de información que los propios vestigios, adquiere una importancia capital la referencia, la comparación de unos hallazgos con otros en distintos yacimientos. El concepto de tipo (ya sea utensilio, cerámica, arma, pintura, enterramiento, etc) repetido en un determinado territorio nos da idea de la existencia de una cultura, al repetirse los hallazgos con cierta profusión a lo largo de una determinada zona geográfica. Así, podemos hablar de la cultura megalítica, de la cultura del vaso campaniforme, de la cultura almeriense o de la cultura de los campos de urnas.
Según esto, Maltravieso no puede emparejarse con la cultura de las cuevas cantábricas por su lejanía, por los diferentes motivos pictóricos (esos tipos que hemos citado), ni siquiera por su cronología. Por idénticos motivos, tampoco puede emparejarse con los yacimientos mediterráneos del sur de España.
Podemos aventurar que Maltravieso genera una subcultura específica. ¿Es esto posible en un solo yacimiento aislado? Los referentes próximos para contrastar estos hallazgos y perfilar la tipología de esta estación paleolítica faltan por completo. En mi opinión estos referentes habría que buscarlos en el propio Calerizo. Es impensable que un grupo humano -poco numeroso- de hombres del paleolítico se desplazara sin razón que lo justifique desde asentamientos costeros, de clima más suave, a buscar refugio en el interior de la Península, en una zona inhóspita y fría, en un período todavía semiglacial. Estoy convencido de que el Calerizo no solo albergó al clan de Maltravieso. Me inclino a creer más bien que esta nava cacereña fue un conjunto de cuevas, tal vez numerosas, una verdadera ciudad subterránea. Este valle por tanto sería albergue de gentes rudas, que por motivos que no sabremos nunca, habitaban ya aquí, donde ahora vivimos nosotros tal vez desde las negruras del paleolítico inferior.
Prueba de ello son los frecuentes hallazgos de hachas de mano y bifaces paleolíticas que han aparecido a pocos kilómetros de Maltravieso en los yacimientos líticos de El Millar (Cáceres) y Los Arendes de Malpartida, de los que nos ha dado cuenta nuestro buen amigo Juan Gil Montes. Estaríamos, pues, en presencia de un auténtico "Homo sapiens Maltraviesensis", 50.000 años antes de nuestra Era.
Recapitulando -y termino ya- Maltravieso es efectivamente un monumento único por la rareza y misterio de sus representaciones pictóricas, por el aislamiento y lejanía respecto de otros enclaves paleolíticos que hacen que pueda hablarse con toda propiedad de una cultura maltraviesense. Los abrigos de Solutré, Aurignac, La Madeleine, o la Gravette dan nombre respectivamente a la cultura solutrense, auriñaciense, magdaleniense o gravetiense. ¿Por qué no reivindicar el término maltraviesense?
Y finalmente, Maltravieso es original también por la circunstancia de enclavarse en el casco urbano de una ciudad moderna, dándose la feliz coincidencia además de albergar un conjunto histórico patrimonio de la Humanidad, una Humanidad cuyo origen remoto acabamos de poner de manifiesto. Con todo ello, la historia de Cáceres como asentamiento habitado por el hombre no hay que comenzarla por Castra Cecilia y Norba Caesarina. La verdadera dimensión de Cáceres en el tiempo antiguo sigue una línea que es prehistórica, romana, musulmana y medieval.

viernes, 8 de abril de 2011

Matalanitas.

En mi otro blog he ido colgando diversas publicaciones que hubo hace ya unos añitos sobre las matalanitas. Resumiendo lo que venía a decirse, era que Baselga Recarte afirmaba que eran rocas con denominación propia, aspecto avalado por Sos Baynat, no así por García de Figuerola.
Anecdotario e historias aparte, don Juan Gil me ha comentado recientemente que en su momento encontró una "matalanita" directamente asociada (pegada) a una tégula, razonando pues que su origen era absolutamente artificial, no siendo una roca, tal y como afirmaba Baselga. ¡Asunto zanjado!
Lo cierto y verdad es que todos los que andamos por el campo habremos visto alguna vez estas escorias, tan habituales en Extremadura, un territorio propicio aún a encontrar yacimietos de la Edad del Hierro, que es el periodo más probable en que estas escorias fueron "creadas". Aún así, éstas pueden aparecer en yacimientos metálicos posteriores (por ejemplo, romanos) y actuales, no solo de hierro. Recientemente, don Javier Pereira me ha cedido una muestra de escoria de antimonio, de colorido plateado y altísima densidad, que muestro en la siguiente galería de fotos:

lunes, 28 de marzo de 2011

Mining Journal. Especial dedicado a Extremadura. 1ª Parte.

En febrero de 2005 la revista Mining Journal publicó un especial sobre Extremadura, en el que tuvo especial peso la mina Aguablanca, de Monesterio, así como las investigaciones realizadas por Río Narcea Gold Mines, Ltd.
Me he molestado en escanear por completo esta revista, para que lo guardéis, por ser una publicación cuando menos curiosa.







domingo, 27 de marzo de 2011

Los subterráneos de Cáceres, por Alonso Corrales Gaytán.

De la web http://www.camaracaceres.es/actividades/publicaciones/libros/completos/61/contenidos/cine.htm he extraído este texto (incluido en el libro Los Misterios de Cáceres, coordinado por Esteban Cortijo). "Los subterráneos de Cáceres", que así se denomina este trabajo, presenta interés para aquellos a quines nos atrae este mundo del subsuelo.

De los miles de turistas que cada año visitan nuestra ciudad, sólo un número muy reducido se introduce en la belleza y misterio de nuestro barrio monumental, en lo auténtico de Cáceres, y quizás llegan a comprender lo que significa cada palacio, cada casa-fuerte, y en definitiva cada tumba, muro o piedra.
Pero desgraciadamente de todos estos visitantes, ninguno llega a enterarse de la existencia de una parte de Cáceres que hace, que ésta sea excepcional en lo referente a sus remotos orígenes, y que a pesar de que en la actualidad no sepamos valorarla como se debiera, está ahí y la han conocido nuestros antepasados.

Me estoy refiriendo a las construcciones subterráneas u ocultas de Cáceres.


Cáceres, sus construcciones ocultas

En el mes de enero del año 1993 salía a la luz mi libro relativo a un tema que a pesar de estar latente en Cáceres ciudad y en otras el momento por ningún investigador. Por primera vez se descubría al lector una serie de construcciones que habían permanecido durante siglos ocultas a los ojos humanos, tales como mazmorras, aljibes, galerías, y otras.
Todo se iniciaba en la primavera del año 1985, como consecuencia de haber encontrado diversas menciones del pasadizo por el cual se reconquistó Cáceres en el año 1229, comenzando así el interés por este tema relacionado con nuestra ciudad y poco conocido por la mayoría.

No son pocas las alusiones escritas que a principios del presente siglo hicieron referencia a esta galería, que inmediatamente la gente tituló "de la Victoria", y que en marzo de 1942 el por entonces Director del Museo Provincial de Cáceres, D. Miguel A. Ortí Belmonte, descubrió, siguiendo para ello fielmente los datos recopilados por D. Juan Sanguino Michel y D. Publio Hurtado Pérez, dos investigadores locales que dedicaron muchas horas a su localización.
Como consecuencia del inesperado hundimiento del muro sur del jardín de dicho edificio, se descubrió una escalera de caracol, así como una muy pronunciada rampa debido al gran desnivel existente entre la entrada y la dirección de la galería, llegando a recorrer un tramo de algo más de doce metros. La salida del mencionado túnel se descubre a bastante distancia del Museo, concretamente en la muralla, a los pies de la denominada Torre del Gitano (siglo XII). Salida que en los años treinta se encontraba disimulada por la existencia de una casa. Aparece en estos vestigios perfectamente determinada la Galería de la Victoria, siendo romana la entrada y árabe y cristiana el resto. Esta antiquísima construcción por la que entraron las tropas de Alfonso IX para reconquistar la ciudad, tiene al menos en la zona conocida, bóveda de ladrillo de medio cañón.
En la actualidad y como consecuencia de las innumerables e incontrolables construcciones que se han realizado sobre el terreno por el que transcurre la galería, es muy posible que la inmensa mayoría de la misma haya sido destruida, salvo el tramo que se encuentra bajo el Museo y en las proximidades de la mencionada torre.

A partir de este momento y a raíz de nuestro interés por la localización y posterior estudio de otras construcciones similares existentes en Cáceres, tales como pasadizos, mazmorras, aljibes o criptas, nos ponemos tras la pista de las mismas, gracias a la información de particulares, profesionales y en no pocos casos por avisos incluso de la Policía Local.
El tema del pasadizo es sin duda, uno de los más interesantes del barroco español e incluso hispanoamericano. Elemento de unión entre distintos edificios, propios generalmente del medievo.

Aún en nuestros días y por desgracia para los que nos dedicamos al apasionante mundo de la investigación, existen muchas personas que sienten gran temor a la hora de informar que en su vivienda hay zonas huecas o habitaciones ocultas, no obstante y en honor a la verdad en al menos los últimos años un gran número de ciudadanos han contactado con nosotros, para la mayoría de las veces tras laborioso trabajo tanto documental como de campo, localizar alguna construcción oculta o al menos restos de la misma.
Somos partidarios de investigar cualquier pista que den por muy absurda que pueda parecer en un principio, pues por lo general llegas a descubrir algo que parecía verdaderamente imposible de que existiese allí.

Los pasos más lógicos que deben darse a la hora de estudiar la localización de una construcción oculta o subterránea son: primero, el investigar si allí existió con anterioridad algún tipo de construcción de cierta antigüedad, remontándonos para ello a cientos de años atrás, y si es posible el localizar un plano lo más antiguo de aquél lugar. Si después de esto nos encontramos con algún pozo, estamos en la buena pista, hay que continuar con las investigaciones pero con mucho cuidado. La mayoría de las veces así iniciamos un apasionante trabajo de búsqueda y localización que puede prolongarse durante meses, pero el resultado lo merece.
Tal y como indicamos en nuestro libro, este es un trabajo de equipo y por ello me siento muy dichoso de haber contado desde un principio con un equipo inmejorable, que por supuesto igual que yo, no son profesionales en este campo, pero que han puesto toda su ilusión y esfuerzo con llevar cada tarea a feliz término. Me estoy refiriendo por supuesto a mi mujer y a mi hermano.

En contadas ocasiones nos hemos encontrado solos, ante determinadas investigaciones, esto ha sido como consecuencia de haber localizado cierta construcción cuando simplemente estábamos "curioseando" alguna pista y no era cuestión de desaprovechar la oportunidad para ir en busca de los colaboradores.
De la misma manera, en otras ocasiones hemos tenido que recurrir a distintas personas para realizar algún tipo de trabajo que requería la colaboración de numerosa mano de obra, por tratarse de la limpieza de determinada zona o la retirada de escombros o porque simplemente hubiese que descolgar con una cuerda por un significante orificio un considerable peso (varias personas), para lo cual hemos tenido que contar con amigos muy próximos, y por supuesto de gran y probada discreción.

Tanta popularidad ha alcanzado en los últimos años este tema, verdaderamente desde la aparición de nuestro libro, que en meses posteriores se han realizado unos interesantes trabajos de localización de distintas clases de construcciones subterráneas en otras localidades extremeñas, tales como: Plasencia, Badajoz o Mérida, llegando en algunos casos a encabezar estas tareas incluso miembros de sus respectivas corporaciones municipales.

La localización de construcciones ocultas en nuestro subsuelo nos ha obligado a leer mucho sobre los orígenes de nuestra ciudad, principalmente en lo referente a la civilización romana y árabe, para así y de esta manera comprender muchas cosas que anteriormente desconocíamos.

Y así y ante la acertada y documentada realidad de la ubicación de la colonia Norba Caesarina en el mismo espacio que hoy ocupa el barrio monumental, es normal encontrarse con silenciosos testigos arquitectónicos de una época crucial para Cáceres.
Desde que el mencionado libro viera la luz, hemos pasado muchas horas cambiando impresiones con varios técnicos en lo referente a la composición del subsuelo cacereño, parece que ahora compartimos similares puntos de vista. No obstante, no podemos ignorar que nuestros hallazgos y manifestaciones han roto muchos esquemas hasta ahora oficialmente establecidos, pero el mundo de la investigación es así, lo que hoy parece la última palabra mañana está desfasado.

Es verdaderamente con la civilización romana cuando se inicia en nuestra ciudad la construcción de una amplia red de cloacas que recorriendo varios kilómetros bajo la ciudad, sería posteriormente utilizadas para muy variados fines por árabes, hebreos, etc. Este es el tímido comienzo de los pasadizos o túneles, algunos de los cuales se han podido localizar, ver e incluso visitar.

Con la llegada a nuestra ciudad de los invasores almohades a partir del año 1149 un cambio sustancial se produce en lo referente a la edificación bélica fundamentalmente.

Entre torres y palacios, destacó la construcción ciclópea del Alcázar, que llegó a ocupar toda la parte alta de la ciudad monumental, es decir, la denominada actualmente plaza de San Mateo, y plaza de las Veletas. Lugar que en nuestros días ocupan los edificios del Museo Provincial, Palacio y Torre de las Cigüeñas y Convento de San Pablo (parte). Y así, sin prisas pero sin pausas, van realizando un amplio y complejo sistema de pasillos subterráneos, cuya única finalidad es la de comunicación entre los distintos edificios con el máximo de seguridad, así como para ser utilizados en caso de escape. De la misma manera se hacen varios aljibes en lugares estratégicos del recinto amurallado.
Según ciertas teorías en un gran porcentaje fue utilizado la base del sistema de cloacas romanas para la realización de estas construcciones ocultas, evidentemente con notables modificaciones.

Durante los siglos XIV, XV, XVI y principios del XVIII, se producen unos cambios profundos en aquellas construcciones subterráneas que habían sido realizadas por los musulmanes, ello como consecuencia de la aparición de gran número de palacios, casas fuertes, conventos e iglesias dentro del recinto amurallado de Cáceres, que por aquél entonces es un rectángulo irregular de sesenta y ocho mil metros cuadrados.
En la mayoría de las ocasiones se limitan a construir sobre lo hasta entonces existente, ésto al parecer en señal de supremacía, quedando debajo pasadizos, habitaciones o pozos, luego con el paso del tiempo serían utilizadas estas dependencias para muy distintos y variados fines, ello en el mejor de los casos, pues tal y como hemos podido comprobar en muchas ocasiones, se daba también la circunstancia de que con el paso del tiempo los propios propietarios se olvidaban de lo que existía bajo sus pies.

Un importante número de estas "olvidadas construcciones" salían a la luz en alguna de las restauraciones o arreglos del edificio que sobre ellas se levantaban, pero por entonces ya era tarde para aprovecharla adecuadamente. Así, de esta manera, hemos llegado a visitar lo que según la definición despistada de sus propietarios se consideraban pozos, que sin embargo en la vida habían tenido ni gota de agua, simplemente se les definía así por el lugar en el que se encontraban ubicados, generalmente patios interiores o zonas bajas de viviendas.
También es digna de destacar la interesante labor de investigación y localización realizada al respecto, principalmente en el siglo XV, por determinados miembros de la comunidad hebrea cacerense.

Tan notables y reconocidas personas amantes de la cultura, dedicaron muchos años de sus vidas a todo lo referente sobre la historia de nuestra ciudad y en especial sobre sus construcciones ocultas o subterráneas, llegando a realizar planos de sus ubicaciones y estado de conservación.
Mientras que este especial tipo de construcciones, sin diferencia alguna prácticamente en lo que a estilo se refiere, llegan en el Renacimiento a Portugal, Italia y Francia, a España lo hacen en distintas épocas diferenciándose entre ciudades con subterráneos altos y bajos, construidos en Madrid, Valladolid, León, Burgos, Avila, Salamanca, Toledo, Zamora, Sevilla y otras poblaciones.

Los pasadizos fueron característicos de las ciudades de los Habsburgos, quienes invirtieron considerables sumas de dinero en ellos, pero esto tampoco debe tomarse al pie de la letra.
Sirva de claro ejemplo el pasadizo alto, es decir, por la calle, construido en 1527 en Valladolid para llevar a bautizar al Príncipe D. Felipe desde el Palacio Real hasta la Iglesia de San Pablo.

Pero volviéndonos a centrar en la ciudad de Cáceres hay que destacar que las construcciones ocultas fueron hechas por los árabes, aprovechando la mayoría de los casos elementos más antiguos, sobre los que se hicieron notables transformaciones en la Edad Media. En lo concerniente a pasadizos o galerías subterráneas, también llamadas bajas, existe una gran mayoría que se utilizaron por nuestros antepasados para efectuar discretas visitas de un palacio a otro, o a un convento determinado, son las denominadas galerías "del amor". También los hay casi exclusivamente para salir del recinto amurallado sin ser vistos, ello fundamentalmente en tiempos de asedio y así poderse avituallar de agua y alimentos, sin que peligrasen sus vidas.
En estos diez años largos que llevamos estudiando el tema y centrado fundamentalmente en Cáceres ciudad, sin dejar por ello de mencionar los estudios realizados al respecto en ciudades de Trujillo, Plasencia, Badajoz, Mérida, Coria o Hervás, así como en determinadas localidades del vecino Portugal, nos hemos encontrado con infinidad de construcciones ocultas. Sirva como claro ejemplo que hasta este preciso instante en Cáceres se han podido estudiar cincuenta de las mismas, entre galerías, aljibes, criptas y mazmorras.
Pero antes de continuar hay que aclarar que de todos los casos estudiados solamente hemos visitado, o bien personalmente o el equipo colaborador (mi mujer y mi hermano), algo más de la veintena, el resto o han desaparecido casi en su totalidad, o los accesos están obstruidos por otras construcciones más modernas.

Y ya sin más preámbulos, comencemos a tratar una a una las distintas construcciones ocultas que nos han sido posible estudiar:


Ermita de la Magdalena

Hoy no existe en Cáceres ningún edificio con este nombre. La fábrica así llamada fue construida en el siglo XIII por D. Fernán Pérez Gallego, Maestre de la Orden de Alcántara, siendo nombrado aquel lugar y en acto solemnísimo en 1335, D. Gonzalo Martínez Oviedo como nuevo Maestre. El terreno que dicha ermita ocupaba es el que hoy tiene el jardín, el cementerio y parte del propio Convento de San Pablo (siglo XV), ubicado en la zona más alta del recinto amurallado de Cáceres, cerca de la iglesia de San Mateo (XVI). Estuvo la ermita abierta al culto hasta mediados del siglo XIV, en el que se igualó el terreno y se construyó el beatario y posteriormente el convento anteriormente mencionado.

En los años cuarenta un matrimonio que tuvo al cuidado el jardín del mencionado Cenobio de religiosas, aprovechando la gran sequía que hacía días sufría Cáceres, y observando que el pozo no tenía ni gota de agua, decidieron bajar en busca de monedas, para lo cual se sirvieron de una rudimentaria y poco segura escalera de madera, habiendo el marido descendido pocos escalones cuando observó que allí abajo existía comunicación entre varias habitaciones, y al carecer de luz, contactaron con el Director del Museo Provincial, el Sr. Ortí Belmonte, posponiendo para mejor ocasión la visita, la cual se realizó a la semana siguiente, bajando un total de tres personas. Descubrieron dos habitaciones que aún contenían en sus paredes los símbolos de los primeros cristianos, las cubiertas de las estancias eran de medio cañón. Se encontraron igualmente restos de columnas y capiteles, así como varias monedas y otros objetos.
Ya en la década de los años sesenta las propias religiosas, como consecuencia de ciertos arreglos de albañilería realizados en el propio jardín, vieron en varias ocasiones habitaciones con arcos y algunas columnas. Con posterioridad se han vertido varias toneladas de escombros y de tierra por aquél lugar por seguridad e impedir de que se produzcan hundimientos y así poder continuar con la labor de plantación de flores y árboles, lo que ha transformado notablemente todo el jardín.
Palacio de los Mayoralgos (Solar de los Blázquez)

El edificio que hoy se puede contemplar, es realmente un conjunto de distintas épocas. Existen elementos del siglo XV al XVI, pero no cabe duda de que se pueden encontrar incluso elementos de mayo antiguedad, mas si tenemos en cuenta de que nos estamos refiriendo al solar original, es decir, al primero, de los Blázquez de Cáceres. Es decir, que la base del edificio fácilmente puede remontarse al siglo XIII-XIV, pues no podemos olvidar que el fundador de este linaje, Juan Blázquez, acompañó a Alfonso IX en la reconquista de Cáceres, asentándose posteriormente aquí.

En Julio de 1988 y acompañado por varios colaboradores, según invitación hecha por los entonces dueños de dicho palacio, accedimos al patio interior donde se nos enseñó lo que aquella familia había considerado al menos en los últimos cien años como el brocal de un pozo en desuso, lo que había motivado que se vertiese en su interior una gran cantidad de desperdicios. Hecho el oportuno estudio, llegamos a nuestra particular opinión de que aquello no había sido nunca un pozo, motivo por el que solicitamos de sus dueños el permiso necesario para intentar vaciar todo lo allí contenido.
Después de un mes de agotador trabajo en el que siete personas ayudadas por varios cubos, palas y cogedores, sacamos una nada despreciable cantidad de escombros y desperdicios, vertimos posteriormente varios miles de litros de agua, lo que facilitó el acceso a aquella estancia en el mes de septiembre del mismo año.

Varias fueron las personas que pudieron descender unos tres metros por debajo del suelo actual, entre los que desgraciadamente no puedo incluirme por mi considerable peso y altura, pues no podemos olvidar que se bajaba a los voluntarios a pulso con una cuerda de alpinismo. Estos primeros afortunados se encontraron en una habitación de unos siete metros de larga por cuatro de ancha y casi tres de alta, con el techo a medio cañón a ladrillo descubierto.
En estas condiciones se realizaron al menos media docena de visitas, efectuando las correspondientes mediciones, así como no pocas fotografías, al tiempo en que se seguía trabajando en el vaciado de la habitación hasta llegar a sacar el 50% de su contenido.

En el mes de septiembre descubrimos otros accesos a la mencionada habitación, también por el techo, encontrando otro orificio a unos tres metros de distancia del primero y ligeramente más pequeño que aquél, lo realmente curioso es que se encuentra exactamente debajo del muro que divide el patio en dos a distinta altura. Lo que vino a demostrar que los accesos a la estancia subterránea tenían por lo menos entre doscientos y trescientos años de antigüedad.
Desgraciadamente nos vimos obligados a abandonar la tarea de investigación a medias por la llegada de las primeras lluvias en el mes de septiembre.
No fue hasta el verano del año 1990 cuando pudimos volver al palacio de los Mayoralgos. Por el nuevo acceso pude bajar a la estancia descubierta en 1988 junto con un colaborador y gracias a una escala.

Tras un minucioso estudio descubrimos grandes fragmentos del lucido primitivo en la mencionada estancia, un zócalo pintado de rojo oscuro, y la existencia de unos toscos restos de dibujos que representaban figuras humanas y grandes ojos.

Al extremo contrario del primer acceso, localizamos lo que consideramos escalones, que podían llevar a otra u otras habitaciones situadas debajo de ésta y que su ubicación podría muy bien estar bajo los Adarves, es decir, saliendo del recinto amurallado. No podemos olvidar que este palacio fue levantado en el siglo XIV sobre doce viviendas que ocupaban aquel terreno, lo que nos da a pensar que esta habitación subterránea es parte de una de aquellas viviendas, con sus correspondientes tomas de aire.
Por desgracia para nosotros en el verano de 1992 es vendido el palacio, lo que nos impidió llevar a término nuestras investigaciones.


Palacio de los Gaitán

Realmente esta es una denominación bastante antigua, pues hoy se le conoce como Casa-Solar de los Aldanas.
Está situada en la cuesta del mismo nombre, cerca del templo de San Mateo y unida a la Casa de los Sandes o del Aguila.

La historia nos dice que Rodrigo Alvarez de Aldana vino a Cáceres en el siglo XIV, casando con Doña Inés Fernández de la Cámara y Sotomayor comprando a D. Alfón Pérez Gaitán, Regidor del Ayuntamiento, la casa en que éste vivía, quedando así constituido el solar de las Aldanas.
En el actual siglo sufre este edificio todo tipo de castigos: primero y durante varios años se encontró sumido en un total abandono, para pasar a convertirse en vivienda, volvió a cerrarse la parte baja por algún tiempo para seguidamente ser transformada en restaurante en la década de los años ochenta. Pero curiosamente durante todo este tiempo la zona existente debajo de la planta baja, lo que podemos denominar el sótano, permaneció invariable durante al menos una centuria.

No es hasta el 16 de enero de 1991 cuando pudimos acceder por primera vez a estas construcciones subterráneas, habiendo empleado con anterioridad unos quince días en sacar con una moto-bomba los miles de litros de agua que inundaban esta zona. Después de descender por media docena de escalones observé dos pisos muy diferenciados y separados por un pequeño muro de albañilería. En primer término y a mano derecha según se desciende, me encontré con dos habitaciones: una al lado de la otra. La primera más pequeña y baja. La segunda es bastante más espaciosa y en dos de sus laterales conservaba unos pollos de mampostería; así como ciertos orificios en la pared y argollas metálicas. En la planta más baja observé una amplia zona que parecía un enorme depósito de agua, hecho en la propia roca y con pequeñas cavidades -al parecer realizadas por la mano humana-, al frente un muro que fue levantado no hace muchos años para separar ésta de la zona subterránea de la denominada popularmente Casa del Aguila. Pero continuando a mano derecha de este enorme depósito, es decir, prácticamente debajo de las dos habitaciones anteriormente descritas, localicé lo que parecían ser dos entradas de pasadizos con dirección de la Casa del Mono (siglo XV), con una inclinación de unos sesenta grados.
A los pocos días pude realizar una segunda y tercera visita a aquel lugar y más detenidamente estudiar cada una de las zonas de tan peculiar construcción. Encontramos huesos que posteriormente nos indicaron que son de asno, cordero y gato, así como pequeños fragmentos de barro y cristal. Acompañado por un colaborador (mi cuñado), nos introducimos en las supuestas entradas a las galerías que iban dirección a la Casa del Mono, después de un incómodo recorrido a los pocos metros nos vimos obligados a interrumpir nuestro "paseo" ya que un derrumbamiento nos impidió continuar. La humedad era considerable lo cual nos dificultaba la respiración. No hay que olvidar que esta construcción permanecía prácticamente todo el año inundada por el agua que emana de las dos cavidades hechas en el suelo de esta estancia, así como por filtraciones del pozo que existe en las proximidades.
Algo más de dos años después dos colaboradores bajaron al pozo del antiguamente denominado Museo del Mono (siglo XV), hoy Biblioteca Alonso Zamora Vicente, localizando tal y como era de esperar, lo que quedaba de una antigua comunicación subterránea con alguno de los palacios de los alrededores. Aparentemente se descubrían dos direcciones, una hacia el Palacio de los Gaitán o Casa de Aldana y otra hacia la Facultad o fuera de la muralla, cerca del lugar que de antiguo ocupó el Ayuntamiento. Desgraciadamente y como consecuencia de las toneladas de escombros vertidas dentro del pozo cuando se realizó la restauración del edificio en su última fase (principio de los ochenta), dificultaron notablemente el poder recorrer la totalidad del pozo y por consiguiente las comunicaciones subterráneas.
A continuación paso a tratar los hallazgos efectuados en otro edificio del recinto amurallado cacerense.


S.I. Concatedral de Santa María La Mayor

En lo referente a este templo habría que hablar largo y tendido, pues en los años que llevamos estudiándolo (desde el verano de 1984) hemos encontrado infinidad de motivos para llenar gran número de folios: enterramientos antiguos (siglo XIV), zonas huecas, escaleras tapiadas, pinturas semidestruidas, etc. Pero en esta ocasión tan sólo vamos a hacer referencia a lo que desde el momento de su descubrimiento se ha bautizado como "cripta del Cristo Negro".
En el hoy lejano verano del año 1989 y como consecuencia de haberse partido la losa que tapaba los enterramientos existentes en el suelo de la capilla de los Blázquez del mencionado templo, situada al lado de la epístola, entre el altar mayor y la Sacristía mayor, hoy convertida en museo, fuimos llamados por el entonces obispo, D. Jesús Domínguez Gómez, a fin de que descendiésemos allí para ver lo que había y poderle informar, ya que era su intención ser enterrado en dicho lugar a los pies de la imagen de un Crucificado del siglo XIV, conocido popularmente como Cristo Negro.
Entre agosto y septiembre de aquél 1989, realizamos tres bajadas a una habitación de algo más de 170 cm. de alta por poco más de ancha y unos tres metros de larga. Allí estaban los huesos de al menos siete personas, adultos, que aunque en un principio creíamos se trataban de antiguos miembros de la Hermandad, posteriores investigaciones demostraron que eran restos de miembros de las familias nobles cacerenses, Blázquez y Ovando, cuyos escudos aparecen en los laterales de dicha capilla. Queda aún por saber si continúa en aquel lugar el supuesto obispo que en su día fue enterrado.

Encontramos en aquella cripta cuatro suelas de sandalias, clavos de distintos tamaños, fragmentos de madera de las cajas, así como de telas de las ropas, y un rudimentario cordón y cruz de madera. Tras minucioso estudio realizado en siguientes visitas, observamos que el suelo de la mencionada cripta era artificial, es decir que no era el auténtico ya que se encontraba relleno de tierra. Por esas mismas fechas antiguos sirvientes nos informan del pasadizo que los Ovando construyeron entre los siglos XVI-XVII entre el palacio de su propiedad, hoy de los descendientes del Conde de Canilleros, y este templo. Hasta la actualidad éste no ha sido aún localizado, pero salía de la leñera del mencionado palacio y es muy posible que llegase por esta zona de la Iglesia, mas si tenemos en cuenta que esta capilla fue construida y costeada por la familia Ovando.
Para respaldar esta teoría hubiese bastado con haber podido vaciar el suelo de la cripta, pero la inesperada enfermedad del Sr. Obispo y su posterior fallecimiento, provocaron unos trabajos de albañilería para acoger a quien en vida fue D. Jesús Domínguez Gómez, Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, al lado de los otros siete restos humanos que gozan de tan especial lugar de enterramiento.


Oratorio/Enfermería/Convento de San Pedro de Alcántara

Después del fracaso en dos ocasiones anteriores, logramos acceder en el mes de Julio de 1991, y gracias a la atención de los obreros que allí estaban en aquél momento trabajando, a este edificio religioso que está situado frente a la Audiencia Territorial de Extremadura.
Por encima de todos los tejados de esta zona que parecen ahogar a este noble edificio, sobresale la cúpula de una capilla desconocida para la gran mayoría de los cacereños. Una vez dentro descubrimos restos de aquellas edificaciones inauguradas el 5 de agosto del año del Señor de 1718, sobre un terreno donado por D. Juan Sánchez Digán, según testamento realizado en 1668, edificio donde residieron durante muchos años la Comunidad de Franciscanos Descalzos que existió en Cáceres, lo que provocó abundantes enfrentamientos entre las distintas órdenes religiosas establecidas en esta ciudad, teniendo incluso que intervenir el propio Obispo.

A pesar de acceder a mencionado edificio en una época en el que estaba lleno de andamios, ladrillos y escombros, así como de todo tipo de muebles repartidos por habitaciones y pasillos, además de la capilla, todo ello debido a las profundas obras de rehabilitación que se estaban realizando, pudimos apreciar la gran belleza que debió tener este edificio en los primeros tiempos de su construcción, hoy desgraciadamente muy transformado.
Lo que nos llamó realmente la atención fue el descubrir que lo que en la actual es un pasillo, localizado debajo de la propia capilla, ha permanecido inexplicablemente durante al menos los últimos treinta años oculto (galería subterránea), en medio del cual se descubrió un pozo que según nuestras notas se comunica con un amplio aljibe por donde a su vez atravesando la calle se podría acceder al actual palacio de Justicia, antiguo Hospital de la Piedad (siglo XVII). En esta primera visita se estudió la posibilidad de descender al mencionado pozo para así poder localizar dicho lugar, tarea que por distintos motivos hubo que dejar para mejor ocasión.

De igual modo vimos y visitamos estancias que habiendo permanecido ocultas o simplemente disimuladas en los últimos años, ahora profundamente profundamente transformadas, iban a ser utilizadas para muy distintos fines, tales como trastero, despensa, leñera, etc., pero que fueron hechas como depósito de cadáveres, o lugar donde tener a enfermos incurables.
Aún continúa sin aparecer el antiguo aljibe. Con la obra allí realizada en la actualidad no se sabe cual es la habitación original y la que fue hecha en los orígenes del edificio.

En el verano de 1992 intentamos realizar una segunda visita a este edificio pero las religiosas propietarias del mismo no nos autorizaron a ello y menos aún al ir con cámara fotográfica.
Queremos pensar que con los trabajos de albañilería que se le puedan realizar en los próximos años sobre este Convento puedan aparecer nuevos elementos relativos a sus dependencias subterráneas.


Palacio Episcopal

En este edificio hemos encontrado dos tipos de construcciones ocultos muy distintos. La primera se refiere a un gran aljibe que en sus orígenes ocupaba todo el actual patio y por el cual se accedía por una ventana a una pequeña estancia, que fue construida hace muchos años para que en caso de inminente peligro poder allí esconder todo lo que se considerase de valor.

El Obispo Galarza llegó a ver dicho aljibe en su práctica totalidad y el investigador D. Miguel A. Ortí Belmonte le dedicó no poco tiempo para su localización y posterior estudio.

Cuando el Obispo D. Manuel Llopis Iborra realiza las obras de acondicionamiento en dicho palacio, vuelve a salir a la luz este aljibe, pero el tema es rápidamente olvidado por considerar muy costoso su arreglo y manutención.
Es más que probable que si estudiásemos detalladamente este palacio, nos encontraríamos con restos de numerosas construcciones de muy variados tipos. La primera obra de edificación se remonta al año 1261, cuando se construyen las por entonces denominadas "Casas Episcopales". En 1418 nuevas obras de remodelación llevadas a cabo bajo la dirección del entonces Obispo de nuestra Diócesis, Fray García de Castronuño, que construye gran parte del edificio que hoy podemos apreciar, produciéndose en 1544 nuevas e importantes obras, añadiéndose al palacio el terreno de casas colindantes.
La otra construcción subterránea localizada en este palacio es un pasadizo que fue descubierto en la década de los años sesenta, y que según la información, llegaba hasta el Palacio de la Concepción, atravesando para ello toda la Plaza Mayor. Según parece en los primeros metros de su recorrido fue visitado por un sacerdote, manifestando que se encontraba en muy buen estado de conservación a pesar del elevado grado de humedad allí reinante y el mal olor.

Existe, no obstante, otra información respecto a este pasadizo que dice lo siguiente: "Al realizarse unas obras en la Plaza Mayor, en las proximidades de la torre llamada de Bujaco (siglo XII), se cortó un pasadizo que unía el palacio Episcopal con la Casa de los Trucos, encontrando asimismo otro que debe ser el que llega hasta el conocido Paseo Alto, o sus inmediaciones", según declaraciones del investigador cacerense del siglo XVIII, D. Simón Benito Boxoyo.
La llamada popularmente Casa de los Trucos, es decir el Palacio de los Galarza, fue comprada por el Obispo de Coria, D. García de Galarza, a la familia Dávila, quienes la habían obtenido de los Cohen, (hebreos), cuando éstos fueron expulsados por los Reyes Católicos de toda España en el año 1492, siendo durante mucho tiempo aquel palacio, residencia del insigne rabino cacereño Sargas Cohen.
Se da la circunstancia que fue este Cohen un gran entusiasta de todo lo relativo a misterios y leyendas que por aquél entonces se daban en nuestra ciudad, llegando a afirmar alguien que fue en el seno de esta familia donde se comenzaron a hacer estudios e incluso a construir habitaciones o galerías subterráneas, de ahí la palabra "truco".

Evidentemente el presente estudio no finaliza aquí, ni mucho menos, pues existen infinidad de construcciones ocultas que están repartidas por prácticamente toda la ciudad monumental de Cáceres y alrededores, así como por toda la provincia.

Alonso Corrales Gaitán